La red social X, anteriormente conocida como Twitter, atraviesa uno de sus momentos más críticos en España. Según los datos más recientes del medidor oficial de audiencias digitales, GfK DAM, la plataforma propiedad de Elon Musk ha sufrido una pérdida de más del tercio de sus usuarios activos diarios en el último año. Esta caída, que se cifra en un alarmante 36% desde principios de 2024, no es solo un número en una estadística; representa una desbandada masiva de internautas y plantea serias dudas sobre la viabilidad y el futuro de la plataforma en el país. ¿Estamos asistiendo al principio del fin de lo que un día fue el epicentro del debate público digital?
El descenso es paulatino pero constante, una sangría de usuarios que parece no tener fin. Desde que Elon Musk adquirió la compañía a finales de 2022, los cambios implementados han generado una controversia continua. La transformación de Twitter en X fue solo el principio de una serie de decisiones que han desconcertado y, en muchos casos, enfadado a su base de usuarios más leal. La promesa de una «libertad de expresión absoluta» se ha traducido, para muchos, en un aumento de la desinformación y el discurso de odio, mientras que las modificaciones en el algoritmo y la introducción de funciones de pago como X Premium (antes Twitter Blue) han alterado profundamente la experiencia de usuario que durante años definió a la red social.
Este éxodo digital no solo tiene implicaciones para la propia compañía, sino para todo el ecosistema mediático y político español. X ha sido durante más de una década la principal plaza pública para el debate político, el periodismo y el activismo. Su declive amenaza con dejar un vacío difícil de llenar y fragmentar la conversación en múltiples plataformas, cada una con sus propias reglas y sesgos. Analizamos en profundidad las causas detrás de esta caída, las consecuencias que podría acarrear y qué alternativas están surgiendo en el horizonte.

Las claves de la caída libre de X en España
Entender la magnitud del desplome de X requiere analizar una confluencia de factores que han actuado como una tormenta perfecta. No se trata de un único evento, sino de una sucesión de decisiones estratégicas y cambios en la percepción pública que han minado la confianza y el interés de los usuarios españoles.
El «Efecto Musk»: cambios y polémicas constantes
Desde su llegada, Elon Musk ha mantenido a la plataforma en un estado de cambio perpetuo. Esta estrategia, lejos de revitalizar la red, parece haber agotado la paciencia de muchos. La falta de una hoja de ruta clara y la implementación de cambios abruptos han generado una sensación de inestabilidad. Decisiones como la eliminación de las insignias de verificación azules para personalidades relevantes, que luego fueron parcialmente restituidas, o los constantes despidos en áreas clave como la moderación de contenido, han erosionado la percepción de fiabilidad.
La introducción de X Premium como una forma de obtener mayor visibilidad y acceso a funciones exclusivas ha sido otro punto de fricción. Muchos usuarios veteranos han sentido que el modelo meritocrático, donde el buen contenido era el que se viralizaba, ha sido reemplazado por un sistema de «pagar para ganar». Esto ha provocado que el feed de muchos usuarios se vea inundado por contenido de menor calidad de cuentas suscritas, degradando la experiencia general.
El auge de la desinformación y la toxicidad
La promesa de Musk de convertir X en un bastión de la libertad de expresión ha tenido un efecto secundario no deseado: el incremento de la toxicidad. La relajación de las políticas de moderación de contenido ha abierto la puerta a un aumento de las noticias falsas, las teorías de la conspiración y el discurso de odio. Para una gran parte de la audiencia, que utilizaba la plataforma para informarse y seguir a expertos y periodistas, este cambio ha sido un factor determinante para abandonarla. La sensación de que ya no es un lugar seguro ni una fuente fiable de información se ha extendido rápidamente.
En España, donde la polarización política es un tema sensible, esta deriva ha sido especialmente notable. Los debates se han vuelto más agrios y menos constructivos, empujando a muchos usuarios a buscar espacios digitales más amables y menos crispados. La plataforma, que antes era un lugar para el intercambio de ideas, se percibe cada vez más como un campo de batalla digital.
La competencia aprieta: el éxito de nuevas alternativas
Mientras X se enredaba en sus propias polémicas, la competencia ha sabido mover ficha. El lanzamiento de Threads por parte de Meta (la matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp) ha sido un golpe directo a la línea de flotación de X. Aprovechando su enorme base de usuarios de Instagram, Threads ofreció una alternativa con una interfaz familiar y, sobre todo, una promesa de comunidad más positiva. Aunque su crecimiento inicial se ha moderado, ha logrado captar a una parte significativa de los usuarios descontentos de X.
Pero la competencia no viene solo de Threads. Otras plataformas como Bluesky, impulsada por el cofundador de Twitter, Jack Dorsey, o Mastodon, una red social descentralizada, también han ganado tracción. Aunque ninguna tiene, por ahora, la masa crítica de X en sus mejores tiempos, ofrecen nichos y comunidades con un enfoque diferente, atrayendo a quienes buscan una experiencia más controlada y menos caótica.
Consecuencias de un gigante herido
La pérdida masiva de usuarios en X no es un problema que afecte únicamente a las cuentas de resultados de la empresa de Elon Musk. Las ondas expansivas de este fenómeno se sienten en múltiples sectores de la sociedad española, desde la política y el periodismo hasta el marketing y la cultura popular.
Impacto en el debate público y político
X (entonces Twitter) se consolidó como la herramienta de comunicación política por excelencia. Los políticos la usaban para hacer anuncios, los periodistas para seguir la última hora y los ciudadanos para interpelar directamente a sus representantes. Esta función de ágora digital está ahora en peligro. Con una base de usuarios más reducida y fragmentada, el impacto de los mensajes se diluye. Los debates pierden representatividad y la conversación se traslada a otros espacios menos abiertos y más opacos, como los canales de WhatsApp o los grupos de Telegram, dificultando el escrutinio público.
Este cambio podría llevar a una reconfiguración de las estrategias de comunicación política. Los partidos y sus líderes se verán forzados a diversificar su presencia digital y a encontrar nuevas formas de llegar al electorado, lo que podría suponer tanto un reto como una oportunidad para innovar en sus mensajes.
El reto para los medios de comunicación y periodistas
Para el periodismo, X ha sido una herramienta de trabajo fundamental. Servía como fuente de información en tiempo real, como plataforma de distribución de noticias y como canal de interacción con la audiencia. La pérdida de relevancia de la red social obliga a los medios y a los profesionales de la información a repensar sus estrategias digitales. La capacidad de viralizar una noticia o de tomar el pulso a la opinión pública a través de la plataforma se ve mermada.
Además, el entorno cada vez más tóxico y lleno de desinformación complica la labor periodística. Verificar la información se vuelve más difícil y el riesgo de ser objeto de campañas de acoso coordinadas es mayor. Muchos periodistas ya han optado por reducir su actividad en la plataforma o abandonarla por completo, buscando proteger su salud mental y la integridad de su trabajo.
¿Qué pasa con las marcas y la publicidad?
El éxodo de usuarios también tiene un impacto directo en el negocio publicitario de X. Menos usuarios activos significa menos ojos para ver los anuncios, lo que reduce el atractivo de la plataforma para las marcas. Si a esto le sumamos la preocupación por la seguridad de marca (brand safety), es decir, el riesgo de que un anuncio aparezca junto a contenido polémico o inadecuado, el cóctel es explosivo.
Muchas grandes empresas han reducido o directamente paralizado su inversión publicitaria en X desde la llegada de Musk. La imprevisibilidad del magnate y la deriva de la plataforma hacen que muchas marcas prefieran invertir sus presupuestos en entornos más estables y seguros como los que ofrecen Meta, Google o, cada vez más, TikTok.
Comparativa de Redes Sociales en España (2024-2025)
A continuación, se presenta una tabla que resume la evolución de las principales plataformas sociales en España, basada en datos y estimaciones del sector.
Característica | X (Twitter) | Instagram / Threads | TikTok |
---|---|---|---|
Tendencia de Usuarios | Caída significativa | Crecimiento moderado | Crecimiento alto |
Público Principal | Envejeciendo, politizado | Joven y adulto joven | Adolescente y joven |
Tipo de Contenido | Texto, noticias, debate | Visual, estilo de vida | Vídeo corto, entretenimiento |
Percepción de Confianza | Baja y en descenso | Media | Media-Baja |
El futuro de X en el horizonte
Ante este panorama, la pregunta es inevitable: ¿tiene futuro X en España? La respuesta es compleja y depende en gran medida de los próximos movimientos de la compañía. Revertir una tendencia tan negativa es una tarea titánica que requeriría un cambio de rumbo radical.
Posibles escenarios para la plataforma
Elon Musk se enfrenta a una encrucijada. Podría intentar dar un golpe de timón, escuchando a la comunidad y recuperando algunas de las características que hicieron grande a Twitter. Esto implicaría reforzar la moderación, combatir la desinformación de forma más proactiva y estabilizar la experiencia de usuario. Sin embargo, esto iría en contra de muchas de las declaraciones y acciones que ha llevado a cabo hasta ahora.
Otro escenario es que X continúe su transformación hacia una «app para todo», integrando servicios financieros, vídeo de larga duración y otras funcionalidades. El objetivo sería crear una super-app al estilo de WeChat en China. El riesgo de esta estrategia es que, al intentar ser todo para todos, no acabe siendo realmente buena en nada, alienando aún más a su base de usuarios original sin lograr atraer a una nueva masa crítica.
- Reconciliación: La compañía podría intentar una reconciliación con sus usuarios históricos, revirtiendo algunos de los cambios más polémicos.
- Transformación radical: Continuar con el plan de convertir X en una «Everything App», asumiendo la pérdida de los usuarios actuales como un daño colateral.
- Lento declive: La plataforma podría entrar en una fase de irrelevancia progresiva, convirtiéndose en una red de nicho, lejos de su antiguo estatus de referente global.
En definitiva, la drástica caída de usuarios de X en España es mucho más que una simple noticia tecnológica. Es un síntoma de los profundos cambios que está viviendo el ecosistema digital y un caso de estudio sobre cómo la gestión errática y la polarización pueden hacer caer a un gigante. El tiempo dirá si Elon Musk es capaz de rescatar su ambicioso proyecto o si estamos, efectivamente, escribiendo el epitafio de la red social del pájaro azul en nuestro país. Lo que es seguro es que la conversación digital ya ha empezado a buscar un nuevo hogar.